Presentación
Corrían
malos tiempos para aceptar mis emociones. Finales del 2018. Un día, él
llegó. No lo busqué. Nadie me lo aconsejó. Apareció sin más y en buena
hora surgió aquella oportunidad. Era él, el dibujo.
Sentado en la terraza, sin saber porqué, comencé a garabatear. Una hoja
del cuaderno, donde plasmaba mis pensamientos bucle, sirvió para
emborronar, un lápiz la herramienta y la fachada de enfrente el modelo. A
medida que me abstraía el pasatiempo, sentía como la mente calmaba, la
ansiedad aflojaba y la desconexión me alejaba de la tristeza.
Nunca dibujé a lápiz. Hace
años tomé clases de óleo, pero aquello fue forzado y al final no
cuajó. Sin embargo, en esta ocasión, todo fluyó de forma espontánea.
Desde entonces, él me acompaña y se ha convertido en un amigo
inseparable.
Lo hago sin formación, sin conocimientos técnicos. Juego al
ensayo/error. Busco motivos en la red, ya sean fotos o dibujos. Copio y
lo digo sin tapujos. No imagino ni pinto al natural. No cabe duda que me
gustaría aprender a mejorar con ayuda profesional, pero si eso ha de
llegar, llegará en su momento. Mientras, disfruto. Disfruto más del
proceso que con el resultado. Quizás este sea lo de menos.
En este blog presento mi trabajo. Intento mostrar algo más allá
de mi torpe evolución. Quiero compartir mi personal forma de
entretener y entrenar la mente y el corazón.
A. Miguel 2020